¿Sabes qué te va a suponer?

10 cuestiones que plantearse antes de convertirse en franquiciado


10 cuestiones que plantearse antes de convertirse en franquiciado

Quieres montar una franquicia… Bien, pero… ¿Tienes idea de lo que esto te va a suponer? ¿Estarás preparado para afrontar los cambios? Convertirse en franquiciado supone estar dispuesto a aceptar ciertos requisitos. Aquí tienes 10 aspectos que todo futuro franquiciado debería valorar antes de tomar una decisión así:

Las 10 cuestiones principales antes de convertirse en franquiciado


 

1.- "¿Prefiero un negocio propio o uno franquiciado?"

Primer paso y decisivo: ¿Estoy preparado para estar al frente de un establecimiento franquiciado? La respuesta puede parecer sencilla pero no lo es. Convertirse en franquiciado supone entrar en una dinámica muy definida donde hay que sentirse cómodo. Se trata de cumplir con una serie de medidas definidas por la central que, en cierta forma, pueden restar espontaneidad a la gestión del negocio. Este aspecto choca frontalmente con aquellos emprendedores más enérgicos, con iniciativa, ya que, para ellos el negocio puede perder interés con el paso del tiempo. Por ello, es mejor valorar si se tendría un mejor resultado al montar un negocio propio diferente de la franquicia. Llegados a este punto hay que tratar de ver si a largo plazo esta actividad satisfará nuestras expectativas. Es decir, si nos sentiremos cómodos o no al frente de un negocio donde, prácticamente, todo esto ya predefinido.

2.- "¿Sé lo que es la franquicia?"

En realidad, se trata de responder a esta cuestión: ¿Sé lo que se entiende por franquicia? Es decir, soy consciente de que tendré que trabajar bajo una disciplina ya trazada., donde tendré unos derechos, pero también unas obligaciones que cumplir con la central. Este aspecto hay que tenerlo muy claro, ser consciente de ello. Especialmente, para estar preparados para afrontar las dificultades cuando éstas lleguen. Y todo ello con una actitud colaboradora.

3.- "Estoy dispuesto a esforzarme al máximo para sacar adelante mi negocio"

Esto hay que planteárselo muy seriamente: hay que dedicarle tiempo suficiente a la actividad, como a cualquier otra actividad propia, pero ¿estamos preparados a hacer ese esfuerzo? Sobre todo, porque implica una dedicación importante de tiempo, entre otros aspectos. El sacrificio es una constante, al menos al principio, y hay que ser consciente de ello, sobre todo sabiendo que habrá que trabajar duro. Responderse a esta cuestión es decisivo, ya que aquellos que quieran hacer una jornada laboral normal, no estarán preparados para llevar un negocio en franquicia.

4.- "Mi entorno me apoya"

Llegamos a un punto clave que, en ocasiones, hace tambalear la estabilidad de un negocio: encontrar los apoyos que el futuro franquiciado necesita. Como ya hemos dejado bien claro, arrancar una actividad empresarial propia supone un gran esfuerzo a todos los niveles: un sacrificio económico importante y una gran tensión por el riesgo que supone. El futuro franquiciado precisará de todo el apoyo de su entorno y su compromiso; debe sentirse acompañado en esta nueva etapa, sobre todo para sobrellevar los momentos más difíciles.

5.- "¿Podré afrontar la inversión económica?" 

Es fundamental hacer números. Hay que tener en cuenta que nos vamos a embarcar en un proyecto económico, donde hay que ser consciente de los imprevistos que puedan venir. Por lo general, las cifras que te ofrece el franquiciador se subestiman, siempre hay que tener un margen de maniobra suficiente para poder desenvolverse y entrar en un proyecto empresarial con las espaldas cubiertas, ya que, en ocasiones hay que hipotecar propiedades, pedir préstamos, etc. En este sentido, es interesante conocer la capacidad económica de la familia. Si ésta dispone de recursos alternativos para aguantar un inicio del negocio más flojo de lo esperado; contar con tal solvencia en un factor de garantía.

6.- "¿Podrá vencer el estrés de una situación de riesgo?"

Todos hemos oído esta misma frase, una y otra vez: "los comienzos no son fáciles", pero en el ámbito empresarial este argumento se puede complicar hasta límites insospechados. Hay que estar psicológicamente preparado. No dejarse vencer por las primeras dificultades y poner soluciones rápidas y efectivas. La tensión puede debilitarnos y hacernos caer antes de tiempo. Saber que tendremos que enfrentarnos, más tarde o más temprano, a una situación así y ponerle remedio es un buen paso, para evitar la catástrofe. Sobre todo prepararnos para soportar los elevados índices de estrés que se pueden dar.

7.- "¿Soy capaz de manejar un equipo de personas?"

Si es la primera vez que uno se sitúa al frente de un negocio propio tendrá que hacerse una pregunta: ¿posee capacidad de liderazgo para dirigir un equipo?. Es una tarea que parece sencilla, pero que no lo es. Se moverá en un ambiente donde el futuro franquiciado se encargará de supervisar la actividad de sus empleados, orientarlos y darles las indicaciones oportunas al frente del negocio. Es importante que sepa manejarse en según que momentos, motivarlos, que se encuentren cómodos. Esto requiere ciertas habilidades que el futuro franquiciado debe saber si posee o no.

8.- "Mis habilidades ¿serán suficientes para dirigir el negocio?"

Aquí hemos llegado a una cuestión trascendental: ¿tenemos capacidad comercial o no? Lo ideal sería un sí, rotundo, ya que esta característica marca el desarrollo del negocio. Pero también depende de la actividad que se realice y el enfoque de la misma. En principio, muchas cadenas de franquicias piden a sus franquiciados que sean ellos los que realicen la función comercial. En este caso, contar con habilidades comerciales es fundamental, ya que atraer a nuevos clientes proporciona gran parte de la rentabilidad.

9.-"¿Podré desenvolverme bien con los clientes?"

La marca de la enseña es una garantía para el público, una forma eficaz de atraer clientela, también el producto que se consuma, pero el franquiciado es la imagen de la cadena en su propio establecimiento. Es él, quién ha de saber cómo tratar a sus clientes, qué ofrecerles, cuándo, sus costumbres y gustos. Por lo tanto, que éste tenga cierto don de gentes es un punto más a su favor. No puede estar al frente de una actividad y obviar el trato con el público. Esta es una forma de fidelizar a la clientela con resultados positivos.

10.- "Reúno las cualidades necesarias para llevar un negocio"

Hay que ser consciente de lo que uno puede ofrecer y de lo que no, de lo que necesitará aprender para estar al frente de su actividad y de lo que ya aporta. La franquicia tiene muchas ventajas, ofrece facilidades a los emprendedores, la solidez y el apoyo que aporta una red experimentada, la seguridad en esta fórmula se percibe pero no es infalible. Los riesgos existen como en cualquier negocio propio. Es el franquiciado quien debe poner de su parte para que estos queden reducidos al mínimo. Conocer qué puede aportar él, qué necesita la actividad en la que se va a embarcar y en qué le ayudará la central franquiciadora. De esta forma, las sorpresas serán menores.

 

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